Menos mal que los ecologistas están parándole los pies a tanto talibán. Recuerdo que de niño con una vez cada 15 días ya te valía, pero en la radio convencieron a nuestras madres para se hiciera una vez a la semana, con jabón verde Lagarto, turnándonos de menor a mayor en el lebrillo de cinz con agua calentada en el fogón.
Pero la televisión nos preparó la puntilla e incluso se hablaba de una ducha dos veces a la semana... ¿cómo que dos veces a la semana? Decíamos, si eso se lleva los untos del cuerpo, eso no puede ser bueno y nos negábamos. Conociendo esta circunstancia nuestros enemigos, porque siempre hay traidores en nuestras filas, inventaron la pastilla desodorante. Cuando vimos el primer anuncio ya los mayores agacharon la cabeza y comentaron que la cosa llevaba mala intención y que en cualquier momento podrían incluso obligarnos a ducharnos. Paralelamente siempre opiné que el cuerpo debe oler a cuerpo y lo digo porque soy ecologista. ¿Qué coño es eso de despilfarrar el agua en lavarse? El agua es un bien escaso, no debemos consentirlo, con tal de lavarnos cuando los pantalones vaqueros al quitárnoslos por la noche se queden de pie acartonados, es una buena manera de lavarlos y también nosotros, pero suavemente para que no se pierdan las esencias de la piel.
¿Habéis visto a un león o a un tigre lavarse? Nunca. La razón es bien sencilla, el cuerpo desarrolla unas endorfinas que asustan a nuestros enemigos, mientras no te laves la gente además de temerte y permitirte sentarte en el metro, dejan vacío el otro asiento y se empujan para el lado contrario. Te temen, te respetan, eres el tigre o el león, la persona a la que hay que obedecer y seguir, por supuesto de lejos.
Aprovechando un asunto por el que estaba de viaje llamaron a unos albañiles, para los que sólo tengo palabras de repulsa, y crearon un cuarto de baño. ¡Un cuarto de baño! No contentos con obligarnos al aseo casi dos veces a la semana, ahora querían un cuarto de baño, si eso no hace falta para nada, los calzoncillos cuando ya tienen un color marrón se les da la vuelta y listo, pero no me hacían caso y mi melena de león se iba acortando. Recuerdo que contra mi voluntad tuve que ducharme porque se casaba un hermano y le dije a mi madre, que si no podían posponer la boda una semana más, porque yo estaba perfecto con sólo 10 días desde la última vez, pero no me hicieron caso, me obligaron incluso a cambiarme de calzoncillos cuando no estaban ni marrones todavía: un despropósito.
Luego vino lo de la ducha diaria y claro, afectó a mi salud, siempre resfriado, infecciones, nadie me dejaba el asiento en el metro, incluso me empujaban, así que me impuse y en El Corte Inglés que tiene de todo, busqué un desodorante marca Mol-on pero no lo encontré por ningún lado, pero las mujeres que se enteran de todo me regalaron por Reyes uno Roll-on. Ah me dije, qué listos, le han cambiado el nombre para que yo me equivoque, qué mamones.
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