martes, 19 de julio de 2022
LOS INVITADOS
-EL MUNDO SERÁ COMO NOS LO IMAGINAMOS
NO AMANECE NINGÚN DÍA QUE SE PAREZCA A OTRO
Hay quienes creen que todo los días son iguales, permitidme deciros que no es así, cada uno de ellos tiene su pequeña historia o grande. Recordemos que este domingo ha amanecido “caluroso” por el levante en calma, recuerdo que siendo niño en la playa de La Puntilla, mientras mi familia se afanaba por el montaje de las casetas heredadas con todos mis tíos presentes, mis hermanos mayores, papá y Juanito de La Casera se dedicaban a descargar el camión de Juan María y hacían el replanteo. Soplaba el levante y arreciaba conforme subía la marea, nadie protestaba, se seguía descargando y las piezas del gran puzzle gigante que levantaría un kiosko completo, diez casetas antiguas procedentes de Rota, dos nuevas hechas con tableros contrachapados de los embalajes norteamericanos, una más procedente de Jerez y la última para la familia de un amigo que cumplía condena por pertenecer al Partido Comunista y ser miembro de las Comisiones Obreras.
El levante seguía soplando, los bajos del Castillo de la Pólvora quedaron al descubierto, los ostiones del espigón viejo permitían ser mariscados, yo disfrutaba con mi morguera con el agua a los pies buscando las progresiones que estos mariscos dejan cuando el agua los cubre, de vez en cuando, miraba hacia a la arena seca y observaba el ir y venir de mi familia encantado, la arena golpeaba mis pequeñas piernas y de vez en cuando volaba algún papel. Ese día tuve suerte y llegó a mi una hoja entera del DDT con los Zipi y Zape, me senté a leerla, no me importaba el viento, ni la arena que se clavaba en mis piernas y a veces entraba en mi boca y orejas porque estaba en la playa que amaba.
Que no os engañen, el viento de levante no es ninguna maldición, con su fuerza de evaporación.y calor ha llenado desde hace milenios las salinas, ha dirigido las naves desde Tiro y Sidón, ha empujado las velas que traían a Julio César y sobre todo, ha servido para que Hércules en su décimo trabajo, separase los continentes de África y Europa para poder robarle los bueyes y el carro de oro macizo del rey Gerión de Tharsis. El rey de Tarthesos era un ser colosal del tamaño de una montaña que se estaba aproximando.ante la osadía de un semidiós griego, de un extranjero ambicioso. De su tronco salían seis brazos del tamaño de seis árboles que culminaban en unos puños cerrados y duros como si de rocas se tratasen, pero Hércules lo venció con una flecha envenenada.
Y nada de esto hubiese podido ser sin el viento de levante.
Que no os engañen.
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