sábado, 7 de noviembre de 2015
LAS AVENTURAS DE LA PATRULLA ÁGUILA CORONADA
Los dos hombres mimetizados con la maleza se afanaban por desmontar, limpiar, engrasar y volver a montar convenientemente sus fusiles ametralladores de asalto Avtomat Kaláshnikova modelo 1947 en mitad de la noche. Sus manos estaban entrenadas para tan precisa tarea. Sus siluetas apenas se diferenciaban del arbusto donde se guarecían de cualquier mirada del enemigo, la buganvilla del chalet del concejal de Vías y Obras de Ubrique les ofrecía su mejor sombra. Ambos encorvados, el más voluminoso de ellos era el subteniente Goliat y recostado contra el tronco del ficus, el coronel Trueno escrutaba la noche.
Mi coronel –Preguntó el subteniente Goliat. -¿Sabe usted por qué todavía no nos han ascendido y sobre todo a usted, que pertenece a la simpar promoción del Cid Campeador?
-Calla bruto. Los héroes no sueñan con el escalafón sino con la gloria. Y dicho esto comenzó nuevamente a pensar en su amada princesa Sigrid de Thule.
¡Señor, sí señor! Apuntaré su sabia respuesta en la memoranda que le robé al sargento japonés en Okinawa para que no se me olvide, ya sabe usted que no soy demasiado inteligente.
Mi fiel Goliat. –Dijo Trueno, para preguntar inmediatamente. ¿Ha llegado la paloma mensajera con las órdenes?
-Afirmativo mi coronel, entregué la mininota al cabo Crispín para su correcto descifrado. En ello supongo está, encaramado al techo del Socibus/Secorbus San Fernando-Madrid con parada en Guarromán.
-¿Y cómo el cabo Crispín que es de nuestra quinta se las apaña para descifran esas órdenes con una encriptación tan compleja llenas de unos y ceros?
-Lo ayuda su nieta, que asistió a un Master de Candy&Crash impartido por la vicepresidenta del Parlamento, doña Celia Villalobos.
-Lo comprendo, qué tiempos tan duros nos toca vivir mi buen subteniente Gorila.
-Siempre obedeceré sus órdenes mi coronel pero es que llevamos ya más de ocho siglos combatiendo y además de incógnito. Por cierto, creo ver al cabo Crispín haciéndome señales. Con su permiso compararé sus movimientos con mi código de señales. Vamos a ver, se levanta, mira a la luna, se vuelve, levanta ambos brazos, manos extendidas, los desarrolla hacia al frente, se lleva el dedo índice de la mano derech al ojo derecho, se lleva la otra al ojo izquierdo. Repite nuevamente lo mismo. Lo siento no entiendo nada, se sienta, se levanta, vuelve a mirar a la luna, eleva sus brazos y parsimoniosamente vuelve a repetirlo. ¿Entiende usted algo mi coronel?
-Nada en absoluto Goliat. No tengo la menor idea sobre qué pretende transmitirnos en código mano.
-Un momento mi coronel, algo ocurre. Se ha levantado, extiende los brazos y las manos, se balancea sobre uno y otro pie y ahora se coloca una mano en la nariz y la otra también.
-Qué cruz subteniente Gorila, qué cruz tenemos que soportar los de la Patrulla Águila Coronada.
CONTINUARÁ…
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