Las prostitutas estaban escandalizadas, nadie se atrevía a reclamar sus servicios en los burdeles, algo así no había ocurrido desde que Akenatón sufrió un episodio de melancolía.
Se podía ver en las pantallas de los telediarios y sin embargo a nadie sorprendía, casi 50 millones de chinos eran obligados por el Partido Comunista de Peking, a llevar mascarillas tanto por la calle como en los puestos de trabajo y centros educativos debido a la excesiva contaminación en la provincia de Wuhan, no obstante, en Occidente esta actitud se consideró una estrafalaria manera de sojuzgar al pueblo chino una vez más.
Otros, por su parte, pontificaban que aquello que estaba ocurriendo en China era mera propaganda para encarecer los productos que exportaban al mundo entero, de modo que el Presidente norteamericano culpó de la pandemia a los teléfonos Huawei y le impuso un arancel de cágate lorito. Los tertulianos de la Cadena COPE culpaban al Gobierno de Sánchez de todo lo que ocurriese en el mundo, hubo una periodista llamada Cristina y apellido impronunciable alemán, que no se extrañaba que los socialcomunistas y populistas obligasen a las buenas personas de ley y orden, a llevarlas en España también y fue aplaudida por los presentes y jaleada por un tal Herrera. Pasaron dos meses y de pronto, en Italia, empezaron los contagios en el norte, las noticias eran terribles, se estaban produciendo millares de hospitalizaciones y cientos de fallecimientos. Los tertulianos, tras carraspear ante los micrófonos, dijeron que eso se debía al escape de un virus en los laboratorios chinos. ideado por Maduro y los filocomunistas y populistas bolivarianos para invadir al mundo libre y capitalista, el único donde es posible la paz, el progreso y la libertad.
En las televisiones y emisoras de radio no se hablaba de otra cosa, pero afortunadamente España se salvaría de esa hecatombe gracias a su bien ganada fama de tener la Seguridad Social más avanzada del mundo. El virus, muy parecido al de la gripe común, saltó a España y Estados Unidos, así como en menor medida a otros como Alemania y Reino Unido y Dinamarca. Los tertulianos corroboraron que se trataba de un virus fabricado en China, razón por lo que le llamaron el virus chino, aunque los epidemiólogos insistían en denominarlo SARS-Covid19, familiarmente conocido como coronavirus, hecho que mantiene muy enfadada a la monarquía al relacionar reyes y virus.
Sánchez viendo que los hospitales se colapsaban optó por declarar el Estado de Emergencia y confinó a todos los españoles, lo intentó con los gibraltareños pero éstos le hicieron la peineta. La oposición y sobre todo su líder, Casado, consideró la medida un ataque sin parangón a la economía y una medida excesiva y totalitaria. El país entero quedó obligatoriamente recluido en sus casas, con la excepción de unos pocos considerados servicios esenciales a los que se llamó héroes.
Las prostitutas seguían sin recibir clientes, por lo que se conjuraron y decidieron remitir un comunicado para que se publicase como Tribuna Pública en el diario más prestigioso del país, lógicamente se dirigieron a La Razón, por conocer muy bien a su director que efectivamente lo publicó, aprovechando que ese día no tenía noticias ni del rey fugado ni del empoderado, decía: “cualquiera que al menos haya pisado las aulas de la Universidad, sabe que si un Estado no quiere que se produzca una revolución debe cuidar las cuatro columnas que sostienen el sistema capitalista moderno, a saber: alcohol y tabaco, corrupción, prostitución y repartidores de pizzas, como quiera que todos habían sido considerados sectores esenciales, y sólo ellas permanecían fuera juraron por sus putísimas madres que Sánchez lo iba a lamentar...”
Casado seguía despotricando de Sánchez, los contagios se multiplicaban y ya la Seguridad Social de la capital no sabía qué hacer con los fallecidos, de modo que a alguien se le ocurrió amontonarlos en el Palacio de Hielo, que por lo fresco era lo más adecuado. Otras voces -entre los negacionistas que adoraban al dios Trump-, anticiparon que se debía levantar el confinamiento, porque al virus lo mataba el calor y en España, otra cosa no tendremos, pero calor nos sobra, así que se inventó un término llamado desescalada y se pudieron llenar los chiringuitos para que vendiesen tinto con Casera y pinchos de tortillas. En mi pueblo hubo uno que apostó por las atracciones de feria pensando que al estar al aire libre no contagiaban, lástima que una jueza que veraneaba en un apartamento frente a las mismas le jodiera la parida.
Terminó el verano y volvieron a subir los contagios, se llenaron nuevamente las UCIS y llegamos hasta la Navidad. Una tal Ayuso mandó construir un macro-hospital al que rotularon Enfermera Zenda, lamentablemente nadie quiere trabajar en él porque la Presidenta se les aparecía en dolorosas pesadillas, se decía que era prima hermana de la niña de El exorcista. Durante el año del virus no hubo carnavales, desfiles procesionales, ferias, el amor sólo se podía hacer de espaldas y prohibieron fumar en la calle, los trabajadores aprendieron a teletrabajar que es poner el ordenador en la mesa de la cocina y sentarse en un banquito o hacer ERTES que más o menos es estar sin estar, cobrar parte de uno y parte de otro. Eso sí, se vendieron muchísimos más rollos de papel higiénico y litronas que en muchísimos años. La presión y el dolor en los hospitales aumentó terriblemente, el paro también, los turistas se negaron a tostarse en nuestras playas y consumir sangría y paellas congeladas. La economía se fue al carajo y la salud también.
Las prostitutas seguían confinadas en los burdeles esperando ser consideradas trabajadoras esenciales para ser consideradas heroínas, por el contrario, cuanto más penalidades pasaban los sanitarios más le aplaudían por los balcones. Los investigadores se concentraron para fabricar vacunas y lo consiguieron en tiempo récord -aunque lamentablemente-, las personas fallecidas habían superado ya los dos millones en todo el mundo. Los líderes negacionistas: Bolsonaro, Jhonson y Trump se contagiaron y aún así seguían diciendo que el virus nunca existió, que todo se debió a un escape que se produjo en un laboratorio chino para fabricar la gran pandemia mundial para luego erigirse en los dueños del mundo. El mandatario americano tuvo que presentarse a las elecciones para ser reelegido con tan mala suerte que perdió, y lo último que se sabe es que llamó a la sublevación a un numeroso grupo de supremacistas y negacionistas armados que asaltaron el Capitolio en Washington, propiciando así el primer golpe de estado en la historia de los Estados Unidos, cuatro muertos y una decena de heridos se reflejaba en el reporte de los hechos.
Aquel año -por primera vez desde el siglo pasado-, murieron muchísimas más personas mayores que niños nacieron, la demografía se hundió y como consecuencia de ello, las cuentas de la Seguridad Social resultaron favorables, a mayor número de decesos mejor para la Caja Única.
Algunos tertulianos atestiguan que todo se produjo, al no tenerse en cuenta la justa y democrática petición de las prostitutas de ser consideradas esenciales en todo estado que se considere de derecho. Por cierto, las vacunas llegaron, pero andan por ahí y la gente sigue sin ponerse de acuerdo qué hacer con ellas, hay lugares donde sí estuvieron inyectándose y otros que se lo están pensando todavía, la presidenta de la CAM llamó a la Cruz Roja y subcontrató los servicios posiblemente por llamarse cruz y eso es bueno contra las pandemias, pero lo cierto es que andan almacenadas en el Polo Norte y nadie se atreve a reconocer si inmunizan a la sociedad o no. Los tertulianos de la COPE se lo están pensando e incluso los de la Cadena SER se lo está pensando también. Menos mal que Juan Imedio en Canal Sur y Belén Esteban -la Princesa del pueblo- siguen mandando soflamas para evitar el levantamiento de los autónomos de la hostelería. Es sabido que Esteban adquirió amplios conocimientos de epidemiología durante su noviazgo con el de Ubrique.
Ha pasado un año y el virus chino sigue por ahí matando a la gente, Maduro volvió a ganar las elecciones, el fútbol sobrevivió a la pandemia y se juega en los grandes estadios sin público, el gel hidro alcohólico se guarda en las bañeras y el sexo brilla por su ausencia. Si el doctor Frëud levantase la cabeza.
Afortunadamente el puticlub que está cerca de casa ya está trabajando y los Reyes Magos se apiadaron de Juanca en Abu Dabi y le regalaron un tren eléctrico, del AVE a La Meca, el mismo del que ya se lo había llevado calentito ¿Convencerán alguna vez los tertulianos y supremacistas a Sánchez que no se deben poner nunca en entredicho los cuatro puntales del capitalismo: alcohol y tabaco; corrupción, prostitución y entrega de pizzas a domicilio?
-¿Y tú que en tu juventud te casaste con un sargento de los americanos cuando trabajabas en El gato loco de Rota qué opinas Paqui?
-Desde que entró el pelo panocha a mandá los Estates, la estatua de la libertá apagó la antorcha, los portavione se vendieron pa dúples y hasta los Kentucky frai chiken se quedaron sin pollo.
-¿Sin pollos?
-Sí, sin pollos, las pollas se las habíamos cortao ya nosotra. Que se vayan al mismísimo carajo.
-Hay que ver como eres Paqui, con lo que tú has vivido.
-Ponme un lingotazo de vodka que se me está petrificando el chichi y aquí no entra nadie a chingá, mueve el culo y sé una profesioná, nena puestos a ser puta la más puta y nunca prostituta que eso es cosa del norte.
oooo00oooo
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