martes, 23 de marzo de 2021

¿QUIÉN HA ESCONDIDO MI PAPELETA PARA VOTAR ?



El Conde de los Pocos Dineros se había duchado aquella mañana en su pisito VPO y había elegido lo mejorcito que tenía para vestirse, que por cierto no era mucho, unos pantalones tejanos algo usados, camiseta del mercadillo con un lengua roja algo descolorida, deportivas grises de Decathlon y gorrita, todo impecablemente limpio y pulcramente planchado.
Aquella mañana era muy importante porque iba a disponerse a votar, de modo que decidió ejercitar su derecho en horas de la tarde, precisamente las elegidas por la nobleza y no como el vulgo que se arremolina en las tempraneras, era bueno que lo esperasen. Decidió también almorzar en su restaurante favorito llamado Gran Muralla y eligió como menú: dos rollitos primavera; arroz tres delicias, chopsuei con setas chinas y bambú y pan chino, la cerveza también china. Lo bueno de la comida china es que al par de horas ya se tiene la digestión hecha pensaba el Conde. Paseó, volvió a su minipiso en su barriada proletaria y esperó a que diesen sobre la 7 para acercarse a su colegio electoral. Efectivamente, tal y como había pensado, allí no había colas de plastas proletarios y pequeños burgueses que se creen que por el hecho de poseer un todoterreno de segunda mano ya son potentados y la economía depende de ellos. Saludó a la pareja de la Policía Nacional, entró y buscó entre las papeletas la candidatura que pensaba votar, pero no la encontró. Volvió a buscarla y siguió sin encontrarla, de modo que se dirigió a uno de los apoderados de mesa que estaba por allí, que le indicase dónde podía encontrar la papeleta de voto para la candidatura del Partido Comunista Chino. El apoderado se echó las manos a la cabeza y le contestó que el PCCh no se presentaba a las elecciones.
-¿Cómo es eso? -se escandalizó el Conde-.
-¡Que no! -contestó el apoderado-.
-Pues eso no lo puedo tolerar y ahora mismo impugno este colegio electoral por pucherazo flagrante. Y se dirigió muy enfadado a la mesa que le correspondía para formular su reclamación, pero antes, porque al fin y al cabo el Conde de los Pocos Dineros era buena persona, indicó que sacara las papeletas para la candidatura del Partido Comunista Chino de donde quiera que las tuvieses escondidas.
La presidenta de la mesa, una mujer que tenía una zapatería pequeñita que no iba demasiado bien, le volvió a indicar que no existían tales papeletas, que personalmente había comprobado todas las candidaturas, todas ellas estaban expuestas a disposición de los votantes. Al Conde la respuesta de la presidenta lo encendió, se mosqueó, se cabreó, se indignó y también se enfadó, de modo que colocado frente a ella dijo:
-Mire usted señora, la papeleta para votar al Partido Comunista Chino tiene que aparecer y si no está hay que invalidad las elecciones, debe comprenderlo, no es una pataleta mía sino una realidad incuestionable. Por favor, le ruego que me atienda: los tejanos que llevo son chinos, la camiseta es china, el cinturón es chino, las deportivas son chinas, los calzoncillos son chinos, los calcetines son chinos, el armazón de las gafas es chino, los cristales son chinos, la prótesis dental que llevo es china, el boli que tiene en su mano es chino, el papel también, la urna es china, la tablet que está usando es china, su teléfono móvil es chino, los interruptores del hall de este colegio electoral son chinos, las luminarias son chinas, los cables son chinos, las conducciones de agua son chinas, los chalecos antifragmento que están usando la policía que vigila estas elecciones son chinos, los correajes son chinos y todo eso ha llegado primero en barcos chinos y ahora en un tren larguísimo que han denominado La Ruta de la Seda, en homenaje a Marco Polo que fue el primero que llegó a la China y comerció, y ese tren lleva 6 locomotoras sale de Peking, atraviesa China, Mongolia, las repúblicas ex-soviéticas, Irán, Siria, Turquía, Rusia, Ucrania, Moldavia, Grecia, Rumanía, Hungría, donde forma dos ramales, uno hacia Bielorrusia y los Países Bálticos, Polonia, Alemania y otro ramal para Italia, Austria, Suiza, Francia y España hasta llegar a Madrid, no llega a Portugal. ¿Se atreve a decirme usted que el Partido Comunista Chino no se presenta a las elecciones en España?
La presidenta se quedó boquiabierta, pero decidió avisar a la policía para que lo detuviese y así lo hicieron. Ya en la ambulancia el Conde de los Pocos Dineros hablaba en voz alta: -No tengo remedio y mira que me lo advertía mi padre, no digas nunca la verdad, miente, miente, miente o solo te verás en problemas.
El conductor de la ambulancia que era de Barbate (antes de Franco y ahora no se sabe de quién), conocía al Conde por haberlo trasladado ya varias veces al Hospital Universitario de Puerto Real, lo dejó sentarse en el asiento derecho de su furgón, mientras el Conde le iba explicando lo que había pasado, tras enterarse de todo le dijo: -Señor Conde, hágale caso a su padre porque esta gente de las elecciones escuchan una verdad y le pueden pegar un tiro en la cabeza, viven de la mentira, del cuento, no se merecen que usted sufra por ellos, si son tontos que se mueran tontos y al carajo.
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