martes, 1 de diciembre de 2015
SOMBRAS
Esta mañana mientras caminaba, advertí que mi sombra me precedía. Es lógico, pensé, si camino hacia el poniente y tengo el sol a levante, mi cuerpo interrumpe los rayos del sol y eso hace que se proyecte mi sombra sobra la acera de esta solitaria calle.
Mi sombra mediría sus buenos 3 metros. Miré alrededor y prácticamente todo lo que tuviese cierta altura extendía sombras también, la señal de tráfico con una limitación de 50 km, las bugambillas del cerramiento de la finca por la que pasaba, las jardineras y sus geranios, todo. Fue entonces cuando me fijé que las banderas, ondeando en sus astas flameaban al viento, así una verde y amarilla que alguien nos ha dicho que es la de nuestra ciudad y recuerda los colores del Califato de Córdoba, otra azul con estrellas de la Unión Europea, la andaluza y también otras dos banderas más, concretamente las de Estados Unidos y la Federación Rusa. Todas allí en lo más alto de sus postes flanqueando la entrada en la estación de servicio.
Eso me sirvió para recordar que si hay patriotas, entre ellos hay contar a dos gremios, los propietarios de estaciones de servicios y los hoteleros. ¿Qué sería de la patria sin tales representantes? Bandera que se deslilacha, bandera que se sustituye inmediatamente, faltaría más.
En ese momento lo descubrí, cuanto más alto esté el objeto más larga es su sombra y por eso en las estaciones de servicio colocan las banderas sobre altísimos postes, astas les llaman. Qué gustazo contemplar el jugueteo del viento de las banderas sobre el piso de la gasolinera, ahora se va para allá, ahora hace un giro, una revolear, un guiño, un me voy y me escapo y ahora vuelvo otra vez. Qué cosa más bonita.
Otra particularidad de las sombras es que viven todavía en los años 30, no conocen todavía el technicolor. Por muchos colores que tengan las cosas ellas permanecen inmutables en su blanco y negro. Comprendí entonces que la naturaleza es sabia, aunque eso lo repetimos hasta la saciedad, a la naturaleza no le hubiese costado nada inventar la sombra en colores pero ha preferido que sean en blanco y negro por ser más elegantes.
Y en esos pensamientos, ya divisaba el puente que lleva al recinto donde vivimos, en ese momento lo recordé, con tantas banderas me había olvidado de comprar el pan.
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