La consulta daba a Levante y si uno se colocaba algo esquinado en la izquierda del gran ventanal, convenientemente protegido por un enrejado, se advertía a la izquierda un campo de girasoles, al fondo una pinaleta que cada vez sufría mayor presión de las edificaciones irregulares y, además, si se miraba al sur, la belleza serena de los fangos de la marea baja en Puerto Real con el telón de fondo, su oleaje casi imperceptible, los verdes de los limos y el jugueteo de la espuma de la olas, para ya bastante más lejos el silueteo de Arsenal de La Carraca. El doctor Tugrañes miraba a sus pacientes con un cierto desdén, como si se tratasen de ratoncitos que se sacaban de sus jaulas y se les permitía corretear por encima de la mesa de disección sin poderse escapar. Cuando el celador abrió la puerta y franqueó el paso al 321 que venía aguantándose el pantalón del pijama porque aquella mañana le habían dejado una talla XXL, se quedó plantado en mitad de aquella consulta temiéndose cualquier maldad, algo que había aprendido en las tres semanas que llevaba ingresado en la Unidad de Agudos de Salud Mental del Hospital Universitario gaditano. -Siéntate -, dijo el celador y pórtate bien porque andaré por aquí y no te perdono ni una. El médico se volvió, lo miró sin decir nada, se acercó a su sillón, encendió un Ducados rubio, le dio una fuerte bocanada para después dirigirse al paciente. -¿Decía usted en la última sesión que Voz no era el nombre del partido? -No es que lo diga sino que lo afirmo. -¿Puede probarlo? -¡Por supuesto! -¿Cómo? Y el médico puso mucho interés por escuchar lo que le respondía. -Mire, el partido se creó en una montería de rebecos y los participantes se habían cabreado con Rajoy del que decían pertenecía a la derechita cobarde. Se lo digo porque estaba presente como fotógrafo en la misma. -Ese calificativo se lo hemos oido al expresidente Ánsar. -Es suyo. -Bueno ¿y cómo es eso que el partido no se llamaba Voz? -Mire usted para el partido se habían barajado los nombres: Voz de quienes ordenan, luego cambió a Voz de la autoridad, otros decían Voz de la Verdad y algunos preferían Voz del Orden y Dios, pero en el que coincidían casi todos era Voz de los Caciques, ese les encantaba. -¡Qué barbaridad! -Eso mismo dijo el equipo de comunicación, el cual también acudió a la montería, que sintiéndolo mucho no podían promocionar una organización con tal nombre puesto que el marketing no funcionaría, sería tirar el dinero, explicando que los partidos cuyo nombre es muy largo son tradicionalmente de izquierda, rojos, bolivarianos y revolucionarios como Partido Comunista de España; Partido Revolucionario y del Trabajo; Partido Troskista; Partido de Izquierda Revolucionaria entre otros. Los presentes enfadados, porque ellos querían surgir como Voz de lo Caciques ya que se sentían identificado con la denominación, tuvieron que aceptar a regañadientes la sugerencia de llamarlo Voz, pero en latín. -¡Muy interesante lo que dice aunque algo estrafalario! -Así se escribe la historia aunque ahora lo negarán. -De acuerdo, por hoy el tiempo de consulta ha terminado, dentro de un rato, el enfermero le entregará unos comprimidos de clonazepam, se tomará 3 con la merienda y otros tres más con la cena, mañana no tendremos sesión ni el domingo tampoco, por lo que nos veremos en este mismo despacho el lunes ¿vale? -¿Cuándo me dará el alta? -En cuanto la pauta de medicación consiga estabilizarlo podrá salir un par de fines de semana al mes. -Vale -, el paciente se levanta, despide, cierra la puerta lentamente y muy cabreado, cuando se ha alejado convenientemente de la consulta le pega un puñetazo a la pared. - ¡Esto me pasa por decir la verdad, la próxima vez le hablaré de los muchos milagros que realiza la Virgen del Rocío que es lo que quiere escuchar! ¡Coño con los del Opus Dei, otro fin de semana en el manicomio! oooo00ooooo
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