Las gaviotas se habían estado acercando al descampado junto al campo de golf lleno de matojos, abandonado tras la quiebra del consejero corrupto y su socio el abogado laboralista, primero sobrevolaban lentamente como desconfiadas, a pequeña altura y adquiriendo certezas de seguridad y tras ello posándose entre las calles solitarias de lo que en algunos momentos puntuales se usaba como recinto ferial.
Las gaviotas parecían asustadas, se habían alejado bastante de sus solitarias playas para adentrarse en extraños descampados, lugares yermos, se agrupaban y croaban. Puede que supiesen de avisos y presagios que a los humanos se nos niegan.
Pasó alguien sobre una bicicleta. El cielo se fue tornando plomizo y cierto escalofrío se notaba en el aire, lejos se apreciaban los frenazos de la autopista.
No tenía claro si me cogía mejor volver o buscar donde guarecerme, porque era evidente de que iba a caer una buena. ¿Una buena pensé? Pero si estamos en la peor sequía de los últimos cuarenta o cincuenta años. No puede ser, seguro que se trata de un espejismo y las gaviotas me han puesto nervioso, lo hacen desde que Alfred Hitchcock dirigiera Los pájaros, por eso tiemblo y tengo miedo y mi perra me mira solícita para que la lleve en brazos, me han dicho que los perros tienen la facultad de reconocer las catástrofes y procuran guarecerse, se encaman y cierran los ojos porque para ellos estas situaciones resultan horrorosas.
Comienza a caer cuatro gotas, subo en brazos a mi perra, acelero el paso hacia la caseta municipal aunque sé que está cerrada, aprieta el aguacero, aunque lo intento la edad caminar me impide correr y el corazón se me acelera, seguimos acercándonos a la caseta, aunque en realidad solo es a los muros puesto que carece de techo, procuraré guarecerme en alguna de sus sucias fachadas según llueva, algo es algo.
De pronto un rayo iluminó todo y tras él un gran estruendo, la perra aullaba y de mis ojos caían las lágrimas.
Una parte de mi cerebro me decía que no tenía ninguna razón objetiva para asustarme, estar mojado lo único que podría provocarme era enfriamiento y para eso tenían medicamentos los médicos. Seguía lloviendo, nuevos rayos y truenos, toda una cortina de agua que a duras penas salvaba apretado contra la fachada norte de la caseta de feria cerrada y de pronto, dejó de llover. Descansé y respiré. Pobre de mí ya que era el preludio de una granizada, al principio menuda, de menos de un centímetro, que fue cubriendo las calles desiertas y los espacios dedicados a las atracciones, resultaba bonito, me recordaba a los papeles metálicos que colocan los niños en sus Belenes para que parezca que está nevado. No me moví de mi improvisado refugio de la fachada donde aunque me mojaba, al menos el viento no podía jugar conmigo como partía las ramas de aquellos esqueléticos árboles que tenía enfrente. Siguió el pedrisco y aumentando de tamaño, me pareció que alguien en los cielos descargaba paladas de hielo cada vez más grandes y con mayor virulencia...
------
-¿Qué le ocurre, cómo está? -, preguntó una chavalilla que llevaba un casco amarillo.
-¿Cómo, qué pasa?
-Hemos tenido la peor granizada en años y le he visto en el suelo protegiendo a su perra.
-¡Mi perra, dónde está mi perra!
-La tengo yo, no se preocupe, está bien. Todo ha acabado, lamentablemente han habido víctimas, pertenezco a Protección Civil y al verle he parado para auxiliarlo.
-Debí haberme dado cuenta antes por las gaviotas que parecían asustadas, pero los viejos somos tardos en responder a los avisos. Gracias por ayudarme en cuanto me pueda levantar volveremos a casa.
-No, no debe moverse, ha recibido muchos golpes de granizo en la cabeza, estamos esperando la ambulancia, no hable por favor. Espere.
Las gaviotas permanecían juntas como pavos y ninguna de ellas croaba, cada vez se reunían más en el descampado cuando me recogieron y subieron a la ambulancia.
-¿Qué hacemos con el perro? -, dijo el conductor.
-Déjamela, tengo la dirección de su mujer. Tira palante y rápido, ha tenido suerte que le haya tocado una médico y no una auxiliar como es lo habitual.
El furgón arrancó y perdí en sentido.
0ooo0ooo0
No hay comentarios:
Publicar un comentario