martes, 11 de noviembre de 2014

TUMBONAS

El turista no es una persona cualquiera, es el sostén de nuestro P.I.B., el biberón de nuestros bebés, muelle principal de nuestras camas y persiana que impide al temible viento del desierto asolar nuestras calles. El turista, queridos alumnos, es primo hermano de Dios Padre. ¿Exagero? Se pregunta el gerente mientras se dirige a los presentes que están sentados en la arena de la playa de La Puntilla. No, lamentablemente no exagero, pero no encuentro una comparación más rotunda. Sí, me diréis que el turismo llega a España buscando sol, playas y cultura, que los rincones más bellos de nuestro país todavía no se han puesto al servicio de la industria turística, pero yo os digo que el turista viene a tostarse al sol vuelta y vuelta, a emborracharse de tinto con casera, paella congelada y pinchitos morunos. Y luego, a dormirse sobre una tumbona en la playa, cubriéndose con el New York Times, Le Figaro o Frankfurter Allgeimener Zeitung. Y de todos los alicientes que los turistas buscan, lo más demandado es lamentablemente gratis, ahorran, viajan y acuden a nuestras playas por el sol. Afortunadamente nosotros hemos canalizado ese anhelo y para ellos tenemos nuestras amadas tumbonas de playa. La tumbología es la ciencia que estudia las tumbonas y a sus usuarios, partíamos de unas muy incómodas, pesadas y de madera, hasta llegar a las ergonómicas de titanio, siliconas y gel térmico que son las que usaréis. Diseñadas por Mariscal y fabricadas en Suecia con las mismas técnicas que las mejores tablas de surf, están ahí esperando para hacer felices a nuestros turistas. No hagáis caso de quienes digan que habéis perdido el tiempo estudiando vuestras carreras porque no es así, vuestros conocimientos universitarios de informática, caminos, canales y puertos, biología marina, filosofía pura, dialectologías amazónicas, dirección y administración de empresa, derecho, medicina nuclear y enfermería del pie vienen a sustentar vuestras manipulaciones de las tumbonas durante la temporada estival. No hagáis caso de quienes os critiquen porque ya lo dijo don Miguel de Cervantes, ladran luego atiendo a mis tumbonas. Hoy se os asignarán las zonas en las que tenéis que desenvolveros y recordad algo, si el turista es primo de Dios imaginaros lo que puedo llegar a ser yo si viera a alguno de mis empleados maltratando a mis turistas, estáis avisados.

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