Mi llama Rambo now. –Dijo el presidente del gran país de las rayas horizontales y las estrellas en un rincón, mientras disimuladamente agarra un gran espray de tinte rubio para que no se le viese la calva. Pero antes, había mantenido una conversación con el presidente encargado de Spain, Saulo Casado, quien le había prometido el golpe de estado en viernes para que pudiese anunciarlo en la Casa Blanca y acto seguido tomar el helicóptero hacia Camp David para el fin de semana.
Mientras tanto, la señora Subdelegada del Gobierno en Cádiz, una chica muy mona seguía de los nervios, las comunicaciones de las concentraciones de pensionistas no paraban de llover y eso le estaba provocando un tic endiablado, guiñaba el ojo derecho.
-¡El derecho, maldita sea, tenía que ser el derecho cuando yo soy del Prisoe! ¿Manolo cuántas notificaciones has recibido hoy? El funcionario la miró aburrido y contestó: 32.
-¿Cómo, pero si ayer teníamos únicamente 25?
-Es que se han sumado desde Algar, La Junta de los Ríos; Benaocaz, Alcalá del Valle, El Gastor, Paterna, Olvera y Torre Alháquime?
-¿Olvera también, cómo es eso posible si eso es territorio de Arenas?
-Esta batalla está perdida señora Subdelegada, se lo vengo diciendo desde hace tiempo, su partido debió estar más al tanto y blindarles la pensiones, ahora han aumentado su lista de reivindicaciones.
-¿Qué piden más cosas?
-Sí señora, además de lo que conocemos hemos recibido una lista de las feministas que forman parte del movimiento de jubilados y no se imagina usted las cosas que piden.
-Me tienes intrigada, dime.
El funcionario mejor pagado miró en su Tablet y dijo: pedicura una vez al mes, peluquera en casa cada dos semanas y que los tintes los pague la Seguridad Social, una tarjeta de crédito con recarga mensual de 500€ para compras menores y lo que ud ni se imagina.
-Suéltalo ya.
-Un viaje a Disneylandia y otros tres a Fátima, Lourdes y a visitar a la Virgen de Chestokova en Polonia.
Ah, no me va a salir un tic, esta gente me quiere matar. Se acabó. ¡Ordena a la Guardia Civil que los disuelva!
-Lo hemos intentado señora Subdelegada y nada.
-¿Se han enfrentado a la Guardia Civil? Eso es atentado a las Fuerzas de Orden Público, detenedlos inmediatamente.
-No señora, no se ha enterado usted bien, son los Guardias Civiles los que se niegan, porque dicen que si lo hacen no reciben más tupers con comidas de sus madres y abuelas, se han negado en redondo, lo mismo ha ocurrido con la Policía Nacional y los guardias municipales…
-¡Pero esto es una situación surrealista parece que estamos en El Castillo de Kafka!
-Sin embargo, anoche mientras paseaba por la Alameda Apodaca, que le recomiendo por ser un espacio privilegiado que tranquiliza mucho, mirando a Rota tuve una revelación.
-¿Una idea?
-¡La idea! La definitiva, ya que personalmente llevan tocándome los huevos demasiado tiempo ya.
-Habla o calla para siempre, funcionario mejor pagado. Dijo la jefa.
Llamar al Presidente de los Estados Unidos para que mande a Rambo.
-¿A Rambo? Mirándolo incrédula. –Nos hemos vuelto locos por los viejos mierdas, ya no razonamos, sólo decimos tonterías y en menos de un par de meses me dan la patada y me quedo sin curro, cuando ya estaba acostumbrada a vivir de puta madre, gastos pagados, chófer, los policías me saludan, los empresarios me mandan jamones y mojama de atún. No sé, no sé qué coño hacer y comenzó a llorar.
El funcionario mejor pagado sonreía, porque ya había entablado conversaciones con el Comandante de la Fuerzas de los Estados Unidos en Rota y Morón para que el Presidente Donald Trump mandase a Rambo, tarea nada sencilla, pero el mandatario americano que estaba necesitado de un aliado en Europa para comenzar su otra gran idea: construcción de un muro desde Larache a Constantinopla, para que ningún moro más se saltase las vallas de Melilla y Ceuta, encargándose personalmente de hablar con Sylvester Stallone, para resolver de una puta vez las concentraciones de los viejos chochos gaditanos. Suena el teléfono rojo. Trump pulsa el botón y dice:
-Oki doki soy yo.
-Pues claro cojones si he llamado al teléfono rojo. Contesta Rambo.
-Ah Mr. Stallone que bueno usted llama. ¿Cuándo se va para sofocar las concentraciones terroristas?
-¡Pensionistas! Le corrige su secretario que no es lo mismo señor Trump.
-Todo es lo mismo la ley, la ley… por cierto la ley soy yo, por eso me jacto de ser el gran sucesor de Fraga I de Galicia. Y acto seguido comenzó a reírse.
Stallone permanecía en el otro lado de la línea mirando tías buenas en su Smartphone, para decir:
-Ahora comprendo cómo la gente se traga mis bodríos de películas, este tío es un caricato y malo. Mira Trump que no voy, no cuentes conmigo tío, no voy.
-¿Pero cómo me dice esto ahora? Tengo mis compromisos.
-¡Que no voy joder, cómo te lo tengo que decir?
-¿Tienes miedo Rambo?
-En cierto modo sí.
-¿Rambo con miedo?
-Mira Trump y esto es lo último que te digo no me llames más, no voy a la bahía de Cádiz porque me juego mucho.
-¿Cómo puede ser que Rambo tenga miedo?
-Atiende porque sólo lo diré una vez: me encantan las papas con choco, las raciones de puntillitas y tapaculos, no te digo nada de las tortillas de camarones, pero lo que me no voy a perder porque tú quieras construir un muro, en el arroz caldoso con marisco. Y colgó.
Lógicamente las concentraciones se siguen realizando.
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