viernes, 24 de febrero de 2017

OFICINA DE PATENTES

Patricia la encargada de día en la Oficina de Patentes me indica que me siente. Lo hago y me quedo mirándola fijamente, ella mantiene la mirada, seguro que no ha cumplido los 30 porque se nota segura, dominadora de la situación. Carraspea y dice: - ¿Qué nos trae usted? - Deseo patentar una idea. - ¿Una idea? - Parece poco pero tiene su enjundia: sueños con anuncios. - ¿Cómo, explíqueme eso de los anuncios? - Publicidad en los sueños, aquí traigo el informe y quiero patentarlo cuanto antes. - ¿Pero cómo va poner anuncios en los sueños? - Estamos en la era del marketing y de la comunicación 2.0 señorita, se impone la inserción de publicidad en los sueños de todos los seres humanos. Patricia contrariada, teclea sueños y anuncios en su ordenador y no encuentra nada patentado. Yo la miro recostado contra la incómoda silla que en lugar de acogerte para que descanses, está tan mal diseñada -cosas de Mariscal-, que te entran ganas de llorar de lo que te duelen los huesos, pero no me amilano y sigo sonriendo. Le digo: - No hay nada, puede buscar donde quiera, soy el inventor mundial de los anuncios insertos en los sueños de la gente. Traigo todo lo necesario: dos fotocopias del DNI; declaración jurada reconociendo que en modo alguno me apropio de tecnología o desarrollos psicológicos ajenos algunos, certificado de penales y una foto mía aunque algo deteriorada vestido de marinerito haciendo la Primera Comunión en mi pueblo, me he tirado 7 meses buscando algo parecido en la red y no existe. Por eso estoy aquí. -¿Cómo piensa hacerlo? Ya la tengo ganada, la patente es mía. - Pues mire en una sociedad donde internet es el paradigma, hacía falta que alguien llegase con mi idea, la gente se ha acostumbrado a la publicidad, si van al cine se tragan los anuncios antes de comenzar la película sin decir ni mu, la radio y la televisión emiten más publicidad que programación, incluso los terminales telefónicos inteligentes, tablets y ordenadores no paran de emitirlos. Se han convertido en algo tan familiar que la gente paga incluso para llevar la publicidad de una marca, si se compra unas zapatillas quiere que los demás sepan que está fabricada por tal y tal compañía, los anuncios han pasado de ser algo molesto a convertirse en cercano y nuestro, ya no sabemos vivir sin publicidad, los anuncios forman el glamour de nuestra sociedad avanzada y tecnológica. Me interrumpe la funcionaria. - Todo eso es verdad pero no me ha explicado ni convencido sobre el método para insertar anuncios en los sueños. - Sabía que me lo preguntaría pero lo tengo todo planeado, inmediatamente que obtenga la patente, me está esperando un ingeniero de Microsoft para incluir en el software de todos los routers distintos paquetes de sueño-anuncios. - ¿Es eso cierto? - Como que me tengo que morir señorita, está todo preparado, lo haremos por paquetes, si no lo compra, el wifi de su casa o de la calle le enviará los anuncios durante la etapa REM mientras duerme y se despertará sin saber la razón, lógicamente el cansancio volverá a dormirla. Comenzaremos con uno o dos anuncios durante el período de descanso. Si por el contrario aceptan nuestra idea y eligen algunos de nuestros mejores paquetes, nuestros clientes podrán elegir los anuncios que deseen ver mientras duermen e incluso puede contratar la tarifa plana, donde podrán verse participando. ¿Se imagina usted señorita con esos ojos tan bellos que tiene anunciando gafas o lentillas en los sueños? A Patricia le cambió la cara, volvió a consultar el ordenador y no tuvo más remedio que ponerme el sello en mi solicitud de patente. Sonreí y al despedirme le dije: - Por ser la primera persona que conoce mi idea y ha aceptado mi patente le diré a mi amigo el ingeniero que le diseñe los más bellos anuncios, el paquete Tahití. Véase ya con una diadema de flores cada noche en las islas del Pacífico.

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