Tras pensarlo detenidamente y asesorarse por la ayudante de la pizzería donde repartía, se vistió con lo mejorcito que encontró planchado pero dándose un aire algo informal, acorde con las tendencias actuales, así se puso su pantalón vaquero más nuevo, le dio la vuelta a la camiseta negra con una monumental lengua rosada que le regalaron el día de su 27 cumpleaños, inmaculadamente planchada y la chupa de cuero que servía para un roto y un descosido. No se había olvidado de ponerse unas gotas de Álvarez Gómez, regalo de su padre el día de Reyes pasado. Ayer, previsor, se había pasado por la peluquería para que le arreglasen el pelo, cortarse lo imprescindible porque le encantaba notar que su cabellera volase cuando conducía su Vespino de repartidor a pesar de llevar el casco, el recorte de puntas eso había supuesto un gran sacrificio para él.
Calculó que la mejor hora para acercarse a la sucursal sería pasadas las 12 y media de la mañana, ya que en tal horario el grueso de las gestiones ya supuestamente estaría decayendo y acertó. En una de las dos mesas, con un separador de cristal a media altura, una empleada joven embarazada de unos tres ó cuatro meses, consultaba algo en unos documentos.
-¿Puedo?
Ella lo miró por encima de sus gafas de leer y advirtió que la voz procedía de un muchacho guapo que olía bien. Le indicó con la mano que se sentase. La tarde que se le antojaba anodina cambiaba a mejor, pensó.
-Usted dirá.
-Mire, es que soy cliente de esta sucursal y...
-Me enseña su DNI por favor.
-Rafael sacó su vieja cartera de cuero marrón estrecha, buscó su carné de identidad y se lo colocó delante del teclado de ella, procurando que quedase horizontal al teclado.
-Rafael Martínez Rentero, nacido en Las Palmas de Gran Canarias, 1.990, DNI 44.777.331A. Sí, efectivamente, tiene una libreta de ahorros con nosotros y además no consta ningún impago ni devolución. Es usted un buen cliente, con poquito saldo pero muy fiable. Dígame lo que se le ofrece.
-Mire, estoy aquí (azorado) para solicitar un préstamo de 9.000 euros para hacer un Máster. Trabajo aquí y allá, soy arquitecto y sin él nunca voy a trabajar de lo que me gusta. No, no me quejo pero necesito un empujón.
-O un revolcón. Dijo ella.
-¿Cómo?
-¡Un empujón, claro, claro! ¿Me puede decir cómo piensa devolverlo porque veo que no tiene unos ingresos fijos?
-Nadie los tiene últimamente, usted sabe.
-Llámame Violeta, somos jóvenes.
-Como la veo así. Se refiere a que esta visiblemente preñada.
-Ah, lo dice por esto -se señala la incipiente barriga- pues sí, siempre he querido ser madre y he decidido quedarme embarazada.
-Pues que bien, yo apoyo a la mujer, a la mujer trabajadora que se enfrenta a la vida con alegría.
-Tutéame Rafa. Le interrumpe ella.
-Gracias Violeta. ¿Entonces no estás...?
-¿Casada? No, que va. In vitro. Soy licenciada en matemáticas y lo programo todo, ya tengo 27 años y he decidido dar el paso pero no estoy casada, no tengo ni novio. Cuando las cosas hay que hacerlas se hacen y ya está. Bueno, pues creo que si arreglamos las cosas bien es posible que obtengas el préstamo, hasta 10.000€ tengo autorización y creo que eres una persona de la que una se puede fiar.
-¿Entonces no hace falta avales?
-¿Avales, para qué?
-Para el préstamo, no me gustaría tener que molestar a mis padres.
-¿Tus padres dónde viven y a qué se dedican?
-Mi padre es conductor de las guaguas de Las Palmas ya está a punto de jubilarse y mi madre enfermera en una clínica privada a tiempo parcial. Son gente trabajadora y decente, tengo una hermana que vive conmigo, estudió medicina y trabaja para una ONG.
-¿Especialidad?
-Ginecóloga, pero se dedica a parar a la gente por la calle y tratar de conseguir adhesiones para Intermon Oxfam. Entre lo que ella gana y lo mío, pagamos en piso aquí en Cádiz.
-Pues tienes unas referencias magníficas Rafael. Inmejorables.
-Lo piensas de verdad Violeta, es que me juego mucho, necesito ese Máster, quiero trabajar como arquitecto, mis padres han invertido mucho en nosotros y ya estamos llegado a los 30 y nada. Estamos empezando a desesperarnos.
-Yo también.
-¿Tú también estás desesperándote?
-Hasta hace un rato sí, pero ahora que te veo compruebo que la cosa se está poniendo fina. Mira te voy a dar este impreso, me lo rellenas y mientras tanto voy haciendo fotocopia de tu DNI para aligerar los trámites.
-¿Me lo concedes?
-¿Lo has dudado en algún momento Rafael? Dijo ella mostrando su mejor sonrisa. -Entre una cosa y otra darán las 3 y te invito a un almuerzo en el bodegón de la esquina. ¿Te apetece?
-¡No me lo puedo creer!
-Pues créelo porque no te imaginas lo que va a cambiar tu vida desde este preciso momento Rafa.
-¿Puedo?
Ella lo miró por encima de sus gafas de leer y advirtió que la voz procedía de un muchacho guapo que olía bien. Le indicó con la mano que se sentase. La tarde que se le antojaba anodina cambiaba a mejor, pensó.
-Usted dirá.
-Mire, es que soy cliente de esta sucursal y...
-Me enseña su DNI por favor.
-Rafael sacó su vieja cartera de cuero marrón estrecha, buscó su carné de identidad y se lo colocó delante del teclado de ella, procurando que quedase horizontal al teclado.
-Rafael Martínez Rentero, nacido en Las Palmas de Gran Canarias, 1.990, DNI 44.777.331A. Sí, efectivamente, tiene una libreta de ahorros con nosotros y además no consta ningún impago ni devolución. Es usted un buen cliente, con poquito saldo pero muy fiable. Dígame lo que se le ofrece.
-Mire, estoy aquí (azorado) para solicitar un préstamo de 9.000 euros para hacer un Máster. Trabajo aquí y allá, soy arquitecto y sin él nunca voy a trabajar de lo que me gusta. No, no me quejo pero necesito un empujón.
-O un revolcón. Dijo ella.
-¿Cómo?
-¡Un empujón, claro, claro! ¿Me puede decir cómo piensa devolverlo porque veo que no tiene unos ingresos fijos?
-Nadie los tiene últimamente, usted sabe.
-Llámame Violeta, somos jóvenes.
-Como la veo así. Se refiere a que esta visiblemente preñada.
-Ah, lo dice por esto -se señala la incipiente barriga- pues sí, siempre he querido ser madre y he decidido quedarme embarazada.
-Pues que bien, yo apoyo a la mujer, a la mujer trabajadora que se enfrenta a la vida con alegría.
-Tutéame Rafa. Le interrumpe ella.
-Gracias Violeta. ¿Entonces no estás...?
-¿Casada? No, que va. In vitro. Soy licenciada en matemáticas y lo programo todo, ya tengo 27 años y he decidido dar el paso pero no estoy casada, no tengo ni novio. Cuando las cosas hay que hacerlas se hacen y ya está. Bueno, pues creo que si arreglamos las cosas bien es posible que obtengas el préstamo, hasta 10.000€ tengo autorización y creo que eres una persona de la que una se puede fiar.
-¿Entonces no hace falta avales?
-¿Avales, para qué?
-Para el préstamo, no me gustaría tener que molestar a mis padres.
-¿Tus padres dónde viven y a qué se dedican?
-Mi padre es conductor de las guaguas de Las Palmas ya está a punto de jubilarse y mi madre enfermera en una clínica privada a tiempo parcial. Son gente trabajadora y decente, tengo una hermana que vive conmigo, estudió medicina y trabaja para una ONG.
-¿Especialidad?
-Ginecóloga, pero se dedica a parar a la gente por la calle y tratar de conseguir adhesiones para Intermon Oxfam. Entre lo que ella gana y lo mío, pagamos en piso aquí en Cádiz.
-Pues tienes unas referencias magníficas Rafael. Inmejorables.
-Lo piensas de verdad Violeta, es que me juego mucho, necesito ese Máster, quiero trabajar como arquitecto, mis padres han invertido mucho en nosotros y ya estamos llegado a los 30 y nada. Estamos empezando a desesperarnos.
-Yo también.
-¿Tú también estás desesperándote?
-Hasta hace un rato sí, pero ahora que te veo compruebo que la cosa se está poniendo fina. Mira te voy a dar este impreso, me lo rellenas y mientras tanto voy haciendo fotocopia de tu DNI para aligerar los trámites.
-¿Me lo concedes?
-¿Lo has dudado en algún momento Rafael? Dijo ella mostrando su mejor sonrisa. -Entre una cosa y otra darán las 3 y te invito a un almuerzo en el bodegón de la esquina. ¿Te apetece?
-¡No me lo puedo creer!
-Pues créelo porque no te imaginas lo que va a cambiar tu vida desde este preciso momento Rafa.
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