Los terraplanistas -partidarios y adalides que defienden que la Tierra es plana-, concibieron la teoría y como la mayoría de las ideas, cuando se habían bebido ya 4 ó 5 copas, por consiguiente, el resultado les ha salido rancio y cateto.
Cuando el prototerraplanista que todavía no sabía que lo era cortó una sandía por la mitad, su deficiente actividad neuronal y sináptica que andaban con su actividad eléctrica hecha la picha un lío, su cerebro asoció mitad de sandía con mitad de la Tierra y las pepitas de la sandía era el agua de los océanos que se perdía por los bordes. Lógicamente, los tripulantes de los satélites que circundan nuestro planeta se descojonaban leyendo una teoría tan absurda y yo también, lástima que ni ellos ni yo mismo detectáramos a tiempo que estábamos ante el renacimiento de decenas de millares de caceroleros patrioteros que hoy nos tocan los perendengues.
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