martes, 1 de diciembre de 2015
LA LUZ CEGADORA y OBLIGACIONES MORALES -RELATOS CONSECUTIVOS DE APARICIONES ANGELICALES
Iba con mi caniche de paseo esta mañana y como ya llevaba más de una hora andando, decidí sentarme en un banquito a la sombra mirando para la playa de La Puntilla, abro mi bolso negro y miro la hora en el teléfono móvil pero no puedo verla por una potente luz cegadora que me envuelve.
¡Coño, qué luz tan cegadora! -Exclamé. Entonces advierto que tengo a mi lado un tipo de aspecto extraño, túnica blanca pero blanca de las que aparecen en los anuncios de detergentes. Me mira y me dice: -Hola colega.
-¿Y tú de qué vas? Le dije, lógicamente.
-Tío, yo soy un trono.
-¿Un trono? Me suena eso de los tronos, eran como ángeles pero más importantes.
-¡Muy bien, sí señor!
-Espera que recuerde, es que si no lo digo de carrerilla se me olvida, lo aprendí cuando el Catecismo, vamos a ver, hay cuatro clases de ángeles, los ángeles propiamente dichos, arcángeles, tronos y serafines. ¿Lo he dicho bien?
-Muy bien.
-¿Pero vamos a ver qué es eso de aparecerte con esos ropajes en este banco de la playa de La Puntilla, eso significa que ya me he muerto o qué?
-Nada de eso, no te preocupes.
-¡Menos mal!
-Yo te conozco de toda la eternidad. Dijo el trono. Y te leo en Facebook también.
-¡Coño, los ángeles leen las cosas de Facebook!
-Pues claro que sí, nosotros tenemos nuestro trabajo pero en el tiempo libre hacemos los que queremos, no te olvides que estamos en el cielo, en lo más.
-Vale, vale. ¿Y a qué te dedicas en el cielo?
-El cielo es muy jerárquico, allí todo se alcanza con el tiempo, yo no he sido siempre trono, primero fuí beato, luego santo, ángel custodio, arcángel y ahora lo que soy. Mi trabajo consiste en sentarme en la tercera bancada justo arriba de San Pedro en los juicios finales de los miércoles. Nos repartimos los días para que todos los tronos tengamos algo qué hacer.
-¿Y qué preguntan en los juicios finales trono?
-Llámame Paco, todos me llaman Paco. Pues mira, conforme el alma asciende a la Corte Celestial se somete a un cuestionario básico: edad, estado civil, hijos, si ha pagado pensiones alimenticias por divorcio, cosas elementales.
-¿Y cómo se sabe si el alma ha sido buena o no?
-Eso es imposible de descubrir.
-¿Cómo?
-Que es imposible, no hay manera. Nosotros preguntamos al alma si ha sido buena y si contesta que sí. San Pedro le abre la puerta y listo.
-¿Y si ha sido mala?
-Para ese caso somos inflexibles, si contesta que ha sido mala le damos una patada y a vivir otra vez, pero la obligamos a que se afilie en el PP.
OBLIGACIONES MORALES
Pero el trono no se iba. Seguía contándome cosas del cielo y de la Corte Suprema Celestial, así que sintiéndolo mucho me veía en la incómoda obligación de decirle que se fuera, considerando que estaría mal visto que me viesen hablando con un ángel con galones, así que le dije:
-Mira trono, no te lo tomes a mal pero tienes que largarte, los ángeles en el cielo y los pecadores en la tierra, eso siempre ha sido así y no se puede cambiar, compréndelo tío. El trono Paco se miró los ropajes blancos, tan blancos que si los hubieran visto quienes ruedan los anuncios de detergente lo contratan inmediatamente.
Paco. -Le dije. Me estás poniendo en un compromiso, menos mal que aquí sentados en la playa de La Puntilla, la mayoría de la gente que pasa a estas horas o son jubilados a quienes sus médicos les han ordenado caminar, ven poquísimo, son corredores de footing o ciclistas oyendo música de sus teléfonos móviles. Así es. -Me contestó.
-Pues por eso te lo digo Paco, tú lo tienes que comprender, has sido beato primero y luego santo, sabes de lo que te hablo. Si cuento a la gente de Facebook que estoy hablando con un trono me van a tomar por loco. ¡No me hagas eso colega, enrróllate! -Se lo tuve que decir, me estaba colocando en un situación muy comprometida, sobre todo, teniendo mis antecedentes.
Paco el trono comenzó a reír para luego decirme:
-¿No te atreverás a contar nuestra conversación en Facebook?
-Es una obligación moral. Le dije. Tengo que hacerlo, si me hubieras abordado de ccualquier otra forma lo podría omitir, ponte en mi lugar Paco, de haber aparecido como una persona normal me callaría, no diría nada.
-¿Y qué consideras una persona normal?
Tengo que reconocer que me dejó descolocado el trono con su pregunta pero no me amilané y le dije: -Mira, si hubieses aparecido de inspector de Hacienda, trabajando unas horas extras buscando carne fresca para darle un sablazo lo comprendería; si hubiese sido un policía local que se acerca para denunciarme con 300 euros de multa por haberme sentado en un banco del Paseo Marítimo antes de las once de la mañana, también, y no te digo nada, si un bombero se hubiera bajado de su camión, para preguntarme a qué hora zarpa de aquí el ferry de Canarias pero, compréndelo, aparecerte con una túnica tan blanca, por cierto, qué marca de detergente usáis en el cielo trono.
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