-No, no, no. No me hagan eso por favor.
-Te lo mereces por sinvergüenza.
-No, no, no, no quiero, no.
-Has hecho mucho daño.
-No, no, no, me arrepiento, no lo haré más.
-Ya no nos engañas cabroncete.
-Seré bueno, no lo haré más, prometo hasta fregar.
-Ja, ja, ja. Me encanta que te humilles.No implores más, has sido condenado a escuchar sevillanas de Horta y las de Sanlúcar durante una semana.
-¡Mátame, mátame mejor ahora mismo con un adoquín!
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