miércoles, 14 de septiembre de 2011

DONDE NADIE DECIDE


Donde nadie decide. Qué extraña frase para una pancarta frente a la entrada de un mercado de frutas, pensó Ripley. Posiblemente aquí, en Oriente Medio, la gente cansada y asustada de vivir entre explosiones de los misiles Jericho 3 y Kazam se han dado a la filosofía, cosas más raras se han visto.  Buscó su teléfono celular y tras mirar en la agenda, nunca recordaba los números o los confundía, llamó a Peggy. Dime Ripley, cómo está esa chica. Mejora –intervino. Pero el motivo de esta llamada es conocer el calendario de Parker, todo indica que posiblemente hoy la darán de alta. Peggy S. Stewart contesta. Pues te lo mando a tu Blackberry y así estáis al tanto. Gracias Peggy.
Donde nadie decide. Seguía dándole vueltas  a  dichosa frasecita, pero no era precisamente un agente de despacho sino de acción. Posiblemente otro ya lo habría resuelto.
En ese momento, entró el doctor en la habitación de Lamarmar Pons con algunos papeles bajo el brazo. Ripley siempre se había preguntado por la razón que en los hospitales las tablas de escribir fuesen metálicas y se lo preguntó al médico. Éste lo miró, para luego contestarle que no tenía la menor idea y que su visita era importante para la señora Pons.
Desde el punto de vista médico, señora, usted se recupera razonablemente bien. Nos llegó en muy lamentables condiciones que la policía estudia. Podría asegurar que su amnesia será pasajera pero no me pregunte cuándo será. ¿Cuándo será doctor? –Preguntó Ripley. ¡Le he dicho que no me lo preguntara! No tengo la menor idea y eso me cabrea bastante. Déjese de bromas. La señora ha protagonizado un episodio catártico, si bien este término quizás no sea el adecuado. Su amnesia es inducida por un hecho terrible, eso sí lo sabemos.



¿Podré abandonar el hospital? Lamarmar se incorpora y juega con el mando eléctrico de su cama articulada, quizás lo único que uno añora de los hospitales, poder doblar los colchones a voluntad. Sí –El doctor estaba nervioso. De hecho he dejado su alta sin firmar en el puesto de control de enfermería. Pregunte allí por Azucena Lilac, ella le informará de las pautas a seguir. Le ruego señora que no se someta a fuertes emociones. De su amnesia se sabe muy poco. Muy poco. Y tras ello se volvió apesadumbrado.




¡Ya lo tengo! -¿Cómo? Interpeló Lamarmar, qué dices. Lo tengo, ya he desentrañado  el enigma de la frase. -¿Qué frase es ésa? –Donde nadie decide. Estaba ofuscado y es un simple acróstico DND. Me estoy haciendo viejo para este oficio, menos mal que en el cine ya me interpreta el gran Morgan Freeman.

2 comentarios:

theudis dijo...

te equivocas Ripley... DND es Donde Nosotros Discrepamos....

Jesús María Serrano dijo...

Bueno, tampoco es tan disparatado.